La Cámara Alta, tal y como se le designa al Senado, se ha convertido en una cámara de segunda, y no es por el mal funcionamiento de la misma, al contrario, en ella se realiza una labor exquisita por parte de los funcionarios, técnicos, letrados, ujieres, taquígrafos y por todo el personal, grandes profesionales cuya atención y disposición hacen que las tareas de los representantes públicos sean lo más llevaderas y ágiles posibles.

 

Me refiero más bien al uso que le da a esta cámara el bipartidismo, instrumentalizando sus recursos para engordar su cuerpo de asesores, colocando a sus aspirantes para afinar su maquinaria política o simplemente para recolocar a los suyos. ¡Aquí nadie se queda atrás!, o simplemente para prejubilar en un escaño dorado a sus veteranos cargos por los servicios prestados a su partido. Ya ni se esconden en disimular que ambos partidos anhelan la vuelta al bipartidismo, recientemente el mismo presidente de la Junta manifestaba que: “Yo trabajo por que vuelva el bipartidismo”.

 

El curso político acaba de comenzar en la Cámara Alta, y con ello, se ha procedido al juramento de los nuevos senadores por designación autonómica de Andalucía. El Partido Popular pasa de los dos inicialmente a los cinco que tendrá ahora, mientras que el Partido Socialista y Vox mantiene los suyos, tres y uno, respectivamente. Entre los designados por el bipartidismo tenemos a Javier Arenas, Elías Bendodo, Juan Bravo, Susana Díaz o Juan Espadas, entre otros, estos entrarán en juego en esta cámara, o quizás no tanto.

 

Estos últimos nombramientos realizados por el bipartidismo, PP-PSOE, PSOE-PP, y los nuevos senadores por designación autonómica por Andalucía, en el 99% vienen a lo que vienen, a la exposición mediática de su marca y de su imagen, unos para su intento de asalto al poder, otros como exposición de su imagen poco conocida y algunos, como su retiro dorado. Me temo que no me equivocaré y cuando salgan de la cámara veremos cómo su actividad parlamentaria realizada es casi nula, veremos en cuántas comparecencias en comisión, ponencias, preguntas orales y mociones han participado, solo bastará con mirar la web del Senado y saldremos de dudas.

 

Una pena que la legitimidad de esta cámara sea utilizada como escaparate para exponer y visualizar sus aspiraciones. No les importarán lo más mínimo los reales decretos, proyectos o proposiciones de Ley que lleguen desde el Congreso, no les importará cómo mejorar una ley que llega para ser cumplida por todos los ciudadanos, se remitirán a plagiar lo dicho en el Congreso sin ninguna fe a que salga adelante, y es así, porque saben que el partido de gobierno bloqueará todo lo que le llegue vía enmiendas de los Senadores, sacará su apisonadora para bloquearlo, hoy lo hacen unos y mañana lo harán los otros.

 

Y por supuesto, nada de reformar el funcionamiento de la Cámara Alta, se les acabaría el chollo para recolocar a los suyos, para esto SI se ponen de acuerdo PP-PSOE, igual que lo hacen para repartirse las instituciones del Estado, como el Defensor del Pueblo, los vocales del Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal de Cuentas, el Tribunal Constitucional y los órganos de RTVE, entre otros.

 

Los políticos tienen la obligación de mejorar sus instituciones, reformándolas, mejorándolas, haciéndolas más eficientes, transparentes y sólidas, dando un mejor servicio a la ciudadanía, si bien, ¿está esto en la línea de los intereses de la vieja política? Ya se lo digo yo, pues no, de ahí que no quieran mover nada, ni mueven, ni moverán ni una coma del reglamento de funcionamiento de la cámara.

 

Esto solo lo podrá hacer un partido reformista, moderado, europeísta y moderno como Ciudadanos, el único partido que se encuentra en el centro político y que representa el sentir de la mayoría de los españoles.

 

Al Senado debemos darle el enfoque territorial que la misma CE reconoce, pero que en la práctica no se ejerce, no podemos continuar con una cámara que en la actualidad es una réplica de segunda fila de lo que acontece y de las dinámicas del Congreso de los Diputados, donde el bipartidismo ejerce a sus anchas su dominio, como consecuencia de una Ley electoral que le beneficia.

 

No necesitamos 265 senadores, seguramente con los de designación autonómica sería suficiente, eso sí, senadores que representen de verdad a su territorio, que trabajen reclamando soluciones para solventar las deficiencias, intereses y necesidades de su Comunidad, dando el callo. Senadores que lleven el espíritu de Edmund Burke, que antepone los intereses de los ciudadanos por encima de los políticos, y en ese sentido lo plasmó en su célebre discurso en Bristol en 1774 dirigido a sus electores:

 

“La felicidad y la gloria de un representante deben consistir en vivir en la unión más estrecha, la correspondencia más íntima y una comunicación sin reservas con sus electores. Sus deseos deben tener para él gran peso, su opinión, máximo respeto, sus asuntos, una atención incesante. Es su deber sacrificar su reposo, sus placeres y sus satisfacciones a los de aquellos; y sobre todo preferir, siempre y en todas las ocasiones, el interés de ellos al suyo propio.”

 

No podemos estar más de acuerdo, pero me temo que la vieja política no piensa lo mismo.

 

Artículo de José Luis Lagares publicado el 28-09-2022 en Málaga Actualidad