Hace tiempo tuve ocasión de oír a una de las mentes más lúcidas de nuestro país, Fernando Savater, proclamar que la educación no era un gasto sino una inversión. Incluso apuntaba en su análisis que si la educación nos parecía cara, ya descubriríamos lo que costaba su carencia. Para un convencido de la educación pública, sin detrimento de otras opciones, estas palabras sonaban a puro sentido común.

Imaginen mi estupor cuando en el inicio de este curso escolar aparece en distintos medios de comunicación que no se ha finalizado la construcción de numerosos centros educativos de la provincia y que miles de alumnos tienen que recibir clases en barracones. El esperpento aumenta cuando mi hijo, alumno de 2º de ESO, debe esperar tres semanas para que se cubra la baja de su profesor de matemáticas. Sólo quedaba por leer los informes PISA y la información facilitada sobre el nivel de conocimiento de los alumnos andaluces en matemáticas para comprender el poco interés mostrado por los diversos gobiernos del PSOE en estos 40 años en materia educativa.

Este 2 de diciembre los andaluces nos jugamos mucho más que un simple proceso electoral. Nos jugamos que, al fin, después de cuatro largas décadas, gobierne un partido como Ciudadanos, un partido convencido de la importancia de incrementar las dotaciones económicas en educación, de que se logre la universalización del sistema educativo de 0 a 3 años, de poner en manos de personal competente y profesional la dirección de la gestión, eliminando las zarpas políticas que tanto daño hacen o de que se invierta en la finalización de la construcción ya iniciada de los centros educativos.

Y si todo esto parece ambicioso, ya les adelanto que Ciudadanos tiene previsto incrementar las dotaciones de profesorado de apoyo para mejorar el rendimiento en matemáticas e inglés, y para refuerzo de aquellos alumnos que lo necesiten, hasta lograr un descenso significativo del abandono escolar en Andalucía.

Apostar por la educación es apostar por el futuro de nuestra comunidad autónoma. Y Andalucía no debe renunciar al motor más potente que tiene para revolucionar la sociedad. El talento sobra y la igualdad de oportunidades es imprescindible, pero para lograr esa verdadera igualdad de oportunidades es necesario reformar nuestro sistema educativo desde su inicio hasta la universidad, rescatando y potenciando la olvidada formación profesional, esencial para el despegue definitivo.

Es el momento del cambio, es la hora de creer en la educación y el talento, es la hora de pensar en nuestros jóvenes y en su futuro, en el futuro de todos los andaluces. Es la hora de Ciudadanos.