La frase de la semana hace referencia a salir más fuertes de no sé dónde. Un ejercicio más de propaganda mediática al más puro estilo del ministerio de la verdad orwelliano; ministerio ficticio que se repite constantemente en sueños oníricos de algunos amorales dispuestos a todo.
Basta mirar alrededor. Basta leer algo de la actualidad. Basta con estar vivo.
Un juez, ostentando el cargo de ministro del Interior, destituye a un alto mando de la Guardia Civil porque no le informó saltándose las leyes. No me digan que no es un maravilloso inicio argumental para una novela distópica. Bomberos provocando incendios, al estilo Bradbury, o jueces pidiendo delitos a altos mandos incluyendo mentir a otros jueces. Más fuertes, es evidente.
Un director de control de epidemias recomendando la no celebración de convenciones, tres días antes de pedir manifestaciones masivas por todo el país. El mismo técnico argumentando, durante meses, el innecesario uso de mascarillas, hasta cambiar de opinión, y en su descargo, argumentar que lo dijo porque no había suficientes. Más fuertes, por supuesto, ya que, a pesar de esto, hemos sobrevivido.
Un presidente del gobierno pidiendo la reactivación del país y la recuperación del turismo, mientras pone en marcha una cuarentena de quince días a todo extranjero que ose venir. El mismo líder, negociando con partidos regionalistas excluyentes para dar privilegios en las fases de desconfinamiento, permitiendo que territorios salgan perjudicados por el simple hecho de no tener partidos nacionalistas y ser leales al estado. Más fuertes, quien osa dudarlo.
En el momento de mayor crisis económica y social, el sentido común pide gobernantes a la altura de las circunstancias. Unas circunstancias que exigen coherencia, no nombramientos de altos cargos con un coste económico impropio con la situación de gran parte de la población, y una indecencia, si viene acompañada de la exigencia de un esfuerzo fiscal y unos ajustes como los que vendrán. Más fuertes, por supuesto.
Colas interminables, creciendo cada día más, en los comedores sociales y centros de beneficencia. Centenares de miles de parados, millones de ertes que deambulan sujetando su “t” con más fe que fuerza, y miles de empresas dudando entre concursos de acreedores o cierre inmediato. Más fuertes, que la realidad no nos estropee un buen eslogan.
Europa, impactada por la petición económica desde España basada en una deuda perpetua, sinónimo de que ya lo pagará Rita. Una unión vilipendiada por populismos varios, porque no entiende que ese dinero caiga del cielo y que no debe haber compromiso de ajuste ni de pago, y que, lógicamente, se niega. Ese sueño de Zweig derrumbándose porque los mismos que lucharon fervientemente contra su creación, luchan ahora por su destrucción acusándola de inacción por no sufragar los gastos de creaciones social-comunistas que nunca creyeron en sus valores. Más fuertes, y más pobres.
Salimos más fuertes es el lema de la campaña mediática creada por el gobierno. Campaña pagada sin pudor a unos medios en fase terminal de inanición. Medios que ven en la corrupta publicidad institucional su ya único modo de vida, comprometiendo su única gran fuerza de acción, la independencia. Más fuertes, pero menos libres.
No es cierto, no salimos más fuertes. Salimos más débiles, más pobres, más tristes, más pesimistas, más enfadados, y más enfrentados. Lo que sí es cierto es que, sobre todo, salimos menos. Dicen que treinta mil menos (D.E.P.).